El matrimonio es santo y las consecuencias de lo que se haga bien o mal ya sea por uno de los cĂ³nyuges o en pareja, se heredarĂ¡ a sus descendientes.
Pero Dios es corto en castigos y largo en bendiciones. El señor pone a nuestra disposiciĂ³n todo el conocimiento que necesitamos para seguirlo, apoyĂ©monos en su palabra y en los mandamientos inscritos en nuestra alma desde el momento de nuestro nacimiento.