Somos templos vivos del Espíritu Santo. Nuestro cuerpo fue tejido célula a célula en el vientre de nuestra madre por Dios. No nos pertenecemos a nosotros mismos, por eso, este santuario que somos nosotros mismos debemos tratarlo con respeto y no tatuarlo, ya que equivale a que hicieras grafiti a una catedral. Menos aun cuando lo que se dibuja son imágenes demoniacas, símbolos satánicos o de sexo. Cuando se hace esto, se abren puertas y puede haber opresiones. En tres temas infórmate sobre esto.