Dice el Eclesiástico 2, 1-5 “Si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la prueba, porque, así como el oro se purifica en el fuego, así también los que agradan a Dios pasan por el crisol del sufrimiento”. Nadie ha servido a Dios con un acatamiento incondicional a su voluntad como la Virgen Santísima, por lo tanto, nadie ha sufrido después de Jesús más que Ella y por eso no hay nadie más Santo. En doce temas desarrollo este sufrimiento.